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El derecho de las bestias.

Por: Luciana Flores.

Para: La Voz del Interior.




Siempre he pensado que la fuerza es el derecho de las bestias. Venga de donde venga. Es decir, ya sea que venga del Estado o de un mercado sin control. Para que de verdad impere un sistema que respete las libertades individuales y sociales, hacen faltan dos cosas: que las políticas del Estado no tengan como objetivo el control social y que el mercado funcione con el control de un Estado que vele por la aplicación correcta de las leyes que protegen a la sociedad de todo tipo de situaciones hegemónicas.


Estas premisas son las que rigen el funcionamiento de las democracias capitalistas de Occidente y permiten su crecimiento y su desarrollo. Argentina, en cambio, cada vez está más lejos del desarrollo. La política se apartó hace tiempo de la búsqueda de un proyecto común que brinde un horizonte de grandeza y de felicidad para nuestro pueblo, y que ha sido reemplazado por una lucha sectorial de intereses espurios y facciones dogmáticas.


Ello ha generado que Argentina no crezca, que no se genere empleo de calidad que dignifique al trabajador y su familia, que la pobreza azote cada vez con más fuerza a la población, que la educación se degrade y que los gobiernos hayan perdido la capacidad de resolver los problemas de la gente.


El rechazo a un modelo


La última elección presidencial fue la expresión de rechazo a un sistema que intencionalmente buscaba suprimir cada vez más la libertad, la iniciativa privada y la capacidad de un pueblo para labrar su futuro bajo la consigna de un Estado presente. Un Estado presente que degrada la calidad de vida de sus ciudadanos no puede ser considerado como tal.


Más bien parece que estuvo más preocupado por el control social que por mantener una presencia que resolviera los problemas de la comunidad, en la medida en que el modelo hizo que un 60% de la sociedad dependiera de un cheque del Estado para vivir y que el otro 40% dependiera de su arbitraje para cualquier decisión.


Milei ganó las elecciones en 2023 porque llegó con su mensaje a las vísceras de una sociedad que sólo quería romper esas cadenas. No importaba todo lo demás. No importaba lo que venía dentro del paquete. La sociedad deseaba terminar con un paternalismo que la agobiaba y le impedía realizarse. Y la sociedad tenía razón para sentirse así.


Del poder del Estado y del mercado


A pesar de esta realidad, creer que puede haber libertad sin el control del Estado y de las instituciones (políticas y sociales) es una trampa que puede rápidamente transformar esa sensación de autonomía en un sentimiento de indefensión.


La existencia del Estado es propia de la naturaleza gregaria del ser humano, que tiende a vivir en agrupamientos cada vez mayores que necesitan una organización que normatice y regule la vida en común. Las decisiones que definen la vida de los pueblos siempre son tomadas por alguien. Nuestra Constitución Nacional dice que los pueblos no deliberan ni gobiernan sino a través de sus representantes, elegidos democráticamente por la sociedad.


Los estados nacionales no pueden ser sustituidos por utopías libertarias que terminan dejando en manos de supuestos mercados la suerte y el destino de vidas y haciendas de las naciones y de sus habitantes, tratando de reemplazar la función ordenadora de la sociedad que tienen los estados por actores y operadores privados a quienes nadie eligió, a quienes nadie conoce y a quienes nadie puede pedirles que rindan cuenta de sus actos.


Es sabido que en los sistemas democráticos existe una permanente tensión entre el poder del Estado y el poder del mercado, que se manifiesta donde se originan las decisiones que definen la vida de las sociedades y de las naciones. Esta tensión se ha profundizado a partir de la globalización del sistema financiero.


En la historia de nuestro país, hubo etapas en las que el poder del Estado y de la política fue hegemónico, y otras en las que el poder del mercado fue hegemónico. Ninguna de las dos hegemonías le hace bien a una sociedad.


Por lo tanto, es importante y necesario establecer un equilibrio armonioso entre el poder del Estado y el poder del mercado, que permita vehiculizar el crecimiento económico de la Nación.


Lic. Mgter. Luciana Flores.

Redes:

Twitter @luflorescba

Instagram @lucianaflorescba

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