“Cuando habla el pueblo”
- lucianaflorescba
- 16 sept 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 14 ago 2023
Por Luciana Flores.

La democracia es el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y su derecho a elegir y controlar a sus gobernantes.
En ocasiones, el pueblo banca, espera, renueva su esperanza, apuesta y confía. En ocasiones, el pueblo dice basta.
Cuando el pueblo habla, o se escucha, o se pierde el poder de representación.
Los últimos gobiernos y campañas electorales han estado atravesadas por miserias, mezquindades y chicanas personalizando los debates y las discusiones. Como si el centro de la conducción política fueran las mismas personalidades que la componen y no los problemas de los gobernados.
Hace varias elecciones que la ciudadanía viene pidiendo una nueva política. Una concentrada en los problemas de la sociedad y no en sus propios intereses.
En el 2015 el pueblo elige a Macri porque Cristina dejó de escucharlos y sólo se escuchaba a sí misma. Fernández gana en el 2019 como consecuencia de un gobierno que tampoco representó las necesidades de la gente y terminó con una desastrosa gestión económica.
Ahora pareciera que nuevamente el pueblo con su voto le dice basta a una forma de gobierno que no se condice con las necesidades de la población.
Creo que ha llegado la hora de escuchar la voluntad popular y emprender un nuevo camino. El pueblo pide unidad para atender los problemas estructurales de nuestro país. Los problemas de fondo. Los problemas que no nos dejan salir del pozo. Esos de los que ninguno habla, de los que ninguno propone la solución. Esos que nos aquejan hace años y que nadie resuelve.
El pueblo nuevamente habla.
Hay que escuchar.
La primera autocritica es responsabilidad del gobierno. Podría comenzar por hacerse cargo de lo que no se hizo. Empezando por aceptar que el DNI no binario, los penes de madera, la cultura del goce o el lenguaje inclusivo, no alcanzan para comer, estudiar, generar trabajo, aumentar la producción o frenar la inflación. Que una agenda de temas deliberadamente impuestos en la sociedad para distraer y confrontar, no puede sostenerse en el tiempo. No se pueden tapar eternamente los profundos problemas macroeconómicos que nadie resuelve. A la corta o a larga, se paga el precio.
La principal oposición también debe repensarse. Son quienes encarnan la esperanza de una gran parte de la sociedad que no se ven representados por el gobierno actual. Sin embargo, su mejor plan hasta el momento ha sido la descalificación de su rival y dar cátedra de buen gobierno, con la misma soberbia que los llevó a chocar el barco. Dado el fracaso económico de su gestión, la humildad no vendría mal.
Y justo ahí, en el mar del descontento, nace Milei. De la noche a la mañana. En un suspiro. Viene a reflejarnos algo. Es la expresión del hartazgo social. No podemos mirar para otro lado.
No seríamos los primeros. Sucedió en Estados Unidos. Y también en Brasil. Una sociedad desencantada con la política elige un outsider, un antisistema, un anti política. Personajes que logran encarnar la frustración colectiva y que con épica libertaria, consigna de revolución y peligrosas simplificaciones, se ofrecen para salvar a la patria de la “casta política”. Representan el enojo convertido en ira anti sistema.
¿Llegará el mensaje?
¿Podrán entender que lo que importa ahora no son ellos si no el pueblo?
¿Podrán dejar de sentir que el mundo gira en torno a ellos?
¿Habrá quienes a partir de ahora interpongan los intereses de la patria por sobre los individuales o sectoriales?
Cuando habla el pueblo hay que escuchar. O lamentar las consecuencias.
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