“Argentina y el dólar: Un problema político”.
- lucianaflorescba
- 27 sept 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 28 sept 2021
Por: Luciana Flores

Las gigantescas tenencias en dólares de los residentes argentinos es un fenómeno de estudio en el mundo, que se profundiza con los años reforzando la conceptualización de la economía argentina como bimonetaria.
El bimonetarismo significa que hay dos monedas participando activamente en una economía. Utilizamos el peso como unidad de cambio para las transacciones de la vida cotidiana, pero si queremos ahorrar o invertir, el dólar es nuestro principal respaldo de valor. Este fenómeno es uno de los problemas estructurales más complejos de nuestro país y genera recurrentes dolores de cabeza a nuestra economía.
El funcionamiento de la misma es inviable si el ahorro de la población está en dólares y éste, a su vez, está fuera del sistema financiero local limitando la posibilidad de financiamiento para la inversión productiva privada.
La dolarización de los ahorros no es azarosa ni meramente especulativa. Argentina tuvo reiterados defaults y numerosos episodios inflacionarios e hiperinflacionarios en las últimas décadas. La dolarización en argentina es un mecanismo de autodefensa.
Y es, al mismo tiempo, la causa y la consecuencia de las constantes crisis económicas de nuestros país.
La dolarización de la economía es el resultado de la incapacidad de los partidos políticos de consensuar un acuerdo mínimo frente a cuestiones estructurales como el endeudamiento y la estructura bimonetaria.
Es alto el costo que pagan los gobiernos (y el país) por evitar saltos abruptos en las cotizaciones del dólar mediante la utilización de reservas internacionales del Banco Central. Lo mismo realizó el gobierno de Macri utilizando las reservas para financiar la demanda de dólares, y el final de la historia no fue promisorio: corrida, abrupta devaluación, inflación, endeudamiento impagable y nuevamente cepo.
El miedo a las corridas al dólar están ahí, siempre latente en los argentinos, como un cuco que asusta a cualquier ahorrista o inversor.
Y si consideramos que con cada devaluación alguien gana dinero sin entregar nada a cambio, entonces hay alguien que lo pierde. Y los que pierden son siempre los mismos. Quienes no tienen ahorros para comprar divisas ni herramientas para defenderse de la inflación que resulta de la devaluación, y quienes invierten en la economía real productiva, que no disponen de los fondos líquidos para correr al dólar.
La desconfianza en la moneda nacional está fundada en la historia económica y política argentina, por lo que será un proceso difícil y largo de revertir. Y las recetas aplicadas hasta el momento no han cambiado el rumbo.
Mientras gobierno y oposición sigan repitiendo a coro que representan dos modelos opuestos de país, mientras la política económica siga sizsagueando de un carril al contrario cada vez que cambia el color político y no exista un plan de largo plazo en estas cuestiones, la presión cambiaria será eternamente una olla hirviendo a punto de estallar que desestabilizará cualquier economía, de derecha o de izquierda, clásica o keynesiana, populista o liberal.
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